Epicteto identificó los ingredientes existentes en cualquier historia de éxito y felicidad.

Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para establecer esta diferencia” – Epicteto

Esta cita de Epicteto (55-135 d.C.) condensa todo su ideario, pues recoge las tres grandes virtudes a las que toda persona debe aspirar en la vida para ser feliz: SERENIDAD, VALOR y SABIDURÍA.

De ellas, la más importante es la “serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar”, que no es ni más ni menos que la capacidad de dominar el deseo. Según Epicteto, la tendencia natural del ser humano es dejarse llevar por el deseo, por los apetitos. Esto se da especialmente en personas que no tienen definido un objetivo claro en la vida y deambulan por ella a golpe de apetencias y aversiones. Por el contrario, quienes tienen clara su misión en la vida saben “lo que tienen que hacer” en todo momento, aunque ello suponga renunciar al placer inmediato que su deseo les intenta imponer. Dominar ese deseo es la clave para alcanzar la serenidad.

El valor, por su parte, es necesario para cambiar aquellas cosas sobre las que sí podemos influir. Aquí Epicteto está haciendo referencia a la obligación de “cumplir con el deber”. Normalmente estos deberes nacen de las relaciones humanas, pues todos tenemos deberes naturales que cumplir como hijo, como padre, como jefe o empleado, como ciudadano, como vecino. Cumplir con ese deber, tratando de cambiar e influir positivamente en todo lo que nos rodea, es nuestra obligación y para ello se necesita valor.

Por último, la sabiduría es la virtud que permite distinguir entre las cosas sobre las que podemos influir y sobre las que no. El mismo Epicteto sitúa entre las cosas que sí podemos cambiar, a las opiniones propias, las aspiraciones, los deseos, las preocupaciones, las cosas que nos repelen. Todas ellas entran dentro de nuestro ámbito de actuación e influjo. Por su parte, las cosas que no podemos cambiar son, entre otras, el físico, el haber nacido rico o pobre, e incluso la reputación. Estas cosas escapan a nuestro control y lo único que podemos hacer es tener la dosis necesaria de serenidad para aceptarlas.

Quien alcance estas tres virtudes habrá alcanzado la felicidad que consiste, básicamente, en ser libre, pues para Epicteto, la libertad es “saber quién eres y de qué eres capaz”.

4 comentarios de “Guía para alcanzar el éxito y la felicidad según Epicteto.

  1. Hector dice:

    La plegaria de la Serenidad, también conocida como oración de la Serenidad, es el conocido comienzo de una oración atribuida al teólogo, filósofo y escritor estadounidense de origen alemán Reinhold Niebuhr y cuya versión más conocida dice así:

    Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,

    fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar

    y sabiduría para apreciar la diferencia.

    La frase no es de Epicteto… aunque pueda estar inspirada en su sabiduria. Hoy en dia basta con echar un vistazo a Wikipedia para informarse…

  2. Josep Sanvisens dice:

    Conocia esta frase con este pensamiento, no sabia que su autor fué Epicteto.
    ¡Cuanta sabiduria en pocas palabras! ¡Cuanto sentido común! pero a pesar de ello cuantas veces no actuamos de acuerdo con estos tres ingredientes.
    – No aceptamos lo que es, por ejemplo en pérdidas que ya han pasado y que ya no pueden volver.
    – Nos limitamos solo a quejarnos ante situaciones o hechos que no nos gustan, sin valor para ni preguntar-nos ¿como puedo mejorar esta situación? y por consiguiente menos aún nos enfocamos a actuar.
    – Nos empeñamos en poner trabajo y energia haciendo lo mismo una vez tras otra y esperamos inutilmente resultados diferentes a los obtenidos.
    GRACIAS POR ESCRIBIR

    • Orfeo dice:

      Así es, Josep. El mérito de la literatura de autoayuda verdaderamente buena es haberse inspirado en los grandes clásicos, haber sintetizado las grandes ideas para una vida plena y feliz. En este sentido, Epicteto y su “Manual de vida” se puede considerar como el precursor de lo que hoy conocemos como grandes autores de libros de desarrollo personal.

      Al respecto, podemos anticipar que pronto habrán buenas noticias para toda la familia de Máximo Potencial.

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